Sin darte cuenta, tus dedos y uñas rascan diferentes partes del cuerpo. Seguro que mientras estás leyendo estas líneas empiezas a hacerlo y a prestar más atención. No es necesario sufrir una enfermedad para que la piel nos pique, y rascarnos es una reacción natural del cuerpo (tras una señal del cerebro) para aliviar esa sensación.
¿Por qué pica la piel?
En promedio, tenemos 2 metros cuadrados de piel, lo que la convierte en el órgano más extenso de todo nuestro cuerpo. Estas dimensiones están expuestas a muchos agentes externos de manera directa. Lo mismo que ocurre con otras partes del organismo, tiene sus mecanismos propios para prevenir y defenderse de lo que considera una amenaza.
Cuando nos pica la piel de forma “normal” se denomina prurito y no es más que una señal de alerta que nos ofrece el cuerpo.
¿Qué puede amenazar nuestra epidermis? Todo tipo de estímulos, tales como el polvo del ambiente, el roce con el cabello o la ropa, un insecto, la transpiración, fragmentos de hojas o flores, etc. Todo lo que entra en contacto con nuestra piel despiertan los receptores que dan el sonido de alarma al cerebro, quien responde con una sensación: la de picazón.
El prurito se alivia cuando nos rascamos, pero el problema radica en que podemos agravar la situación si nuestros dedos o uñas están sucios, por ejemplo, o si ejercemos demasiada presión contra la dermis. Si el picor es mucho más serio o nos lastimamos, puede ser fruto de una reacción alérgica. Otra razón por las cuales podemos rascarnos el cuerpo constantemente es si estamos muy nerviosos, ansiosos, estresados o angustiados.
Principales causas de picor
- Falta de hidratación.
- Dermatitis.
- Psoriasis.
- Rosácea.
- Sudoración excesiva.
- Falta de higiene.
- Irritación.
- Reacción alérgica.
- Uso de productos químicos fuertes.
- Picaduras de insectos.
- Ácaros y otros microorganismos.
- Estrés.
- Nervios.
- Ansiedad.
- Efectos secundarios de medicamentos.
- Bajas temperaturas.
Varios estudios han indicado que existen neuronas en el cerebro con una tarea específica: indicar cuando algo está posado en nuestra piel y nos puede causar problemas. En 2007, un equipo de científicos de la Universidad de Washington (Estados Unidos) descubrió que tenemos células nerviosas dedicadas pura y exclusivamente a gestionar la sensación de picor. La investigación desarrollada por un biólogo, un psiquiatra y un anestesiólogo se publicó en la revista Science.
Los estímulos que produce el picor son recogidos por las fibras nerviosas que tenemos en todo el cuerpo debajo de la piel. Estas envían una señal al cerebro a través de la médula espinal. Allí es donde las neuronas nos hacen darnos cuenta de que algo nos pica. Estas terminaciones también se encargan de avisarnos cuando sentimos dolor.
Rascarse o no rascarse, esa es la cuestión
Al momento de rascarnos, con ese movimiento automático estamos respondiendo al estímulo de que algo nos está molestando, por decirlo así. Esta señal inconsciente nos informa de que hay algo que nos está provocando irritación en la piel. Entonces, cuando nos rascamos, estamos ofreciendo una sensación de alivio a la zona, al quitar el agente agresor. Pero también porque el cuerpo deja de estar en estado de alerta y no envía más la señal de picor.
Otra de las consecuencias de rascarse es distraer de la sensación de picazón. Sin embargo, estaremos estimulando una zona más amplia que la que nos picaba, por lo tanto, podemos esparcir la amenaza y extender el prurito.
Lo mismo que ocurre al toser o al estornudar, rascarse es una reacción a un estímulo que no podemos controlar. Por lo tanto, es bueno tener en cuenta, por ejemplo, qué cosas nos producen picazón y en base a ello, tratar de eliminarlo o evitarlo.
Basándonos en otra investigación, en este caso de la Universidad de Wake Forest de Winston Salem, Estados Unidos, un dermatólogo analizó con imágenes de resonancia magnética qué le pasa al cerebro cuando nos rascamos. Los participantes tenían que utilizar un cepillo para rascarse la pierna durante 30 segundos y descansar otros 30 segundos.
Para sorpresa del equipo, se descubrió que ciertas áreas del cerebro, asociadas a los recuerdos y las emociones desagradables, son las que se “desactivan” cuando nos rascamos. Quizás esto tenga como respuesta que al rascarse estamos aportando una sensación de alivio y tranquilidad.
¿Por qué nos pica más la piel en invierno?
Muchas personas experimentar un aumento del prurito en los meses más fríos del año. Esto se debe a que la dermis se reseca por las bajas temperaturas, el viento o la nieve. Se sufre sobre todo en las manos y el rostro, zonas de contacto con el frío. También se puede deber a que usamos agua más caliente que en verano y ese cambio de temperatura reseca aún más la piel y puede causar dermatitis si se le añaden jabones o detergentes. Otras razones son el uso de más cantidad de ropa, que no permite respirar a la piel como corresponde, o la sensación de picor relacionada con las prendas de lana o hilo grueso.
Una buena idea para no rascarse y lastimarse es aplicar hielo en la zona donde se produce el picor mediante compresas frías. También puedes colocar un paño embebido en infusión de manzanilla o untar con arcilla verde como emplasto. No te olvides de los maravillosos efectos del aloe vera para la dermis.
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