Hay muchas clases de almohadas y elegir la mejor va a depender, sobre todo, de tus hábitos, de tus posturas e, incluso, de si eres alérgica o no. Una almohada no es solo “eso blandito” donde reposar tu cabeza por las noches. No tienes más que pensar en cuántas mañanas te levantas, por ejemplo, con dolor de cuello. Así pues, ten en cuenta estos consejos.
1. ¿Cuál es el mejor material para elegir una almohada?
Existen muchas opciones en el mercado, de ahí que debas tener en cuenta estos aspectos para elegir la que más puede ir con tus necesidades. Toma nota:
- Almohadas de espuma de goma: Nos ofrecen un soporte mucho mejor para la cabeza, es más densa y, por lo general, duran bastantes años en buen estado.
- Almohadas de poliéster: El inconveniente de las almohadas de poliéster es que, a medida que las lavamos, van perdiendo densidad y volumen. Notarás tu cabeza un poco más baja y, al final, tus cervicales se resentirán. No son una buena opción.
- Almohadas de espuma de látex o gel: Últimamente se han puesto de moda y las podemos encontrar en cualquier sitio. Son muy firmes y sus ventajas se encuentran, ante todo, en que nos protegen del moho y de los ácaros. Son ideales para mantener en equilibrio nuestro eje cuello-espalda.
- Almohadas de lana y algodón: Su principal beneficio radica en que no producen alergias. Si sueles padecer asma o tienes alergia a los ácaros, son una excelente opción. Aunque, eso sí, suelen ser bastante duras.
- Almohadas de plumas: Es uno de los rellenos más conocidos y de los que más se usan. No obstante, la pregunta es: ¿Son adecuadas? Desde luego. Ofrecen firmeza, sujeción cervical y comodidad. En contra tienen el hecho de que suelen ocasionar bastantes alergias.
2. ¿En qué postura sueles dormir?
¿Duermes boca arriba?
Entonces elige una almohada delgada. De esa forma, tu cuello y tu espalda formarán un mismo ángulo y no sufrirás ninguna sobrecarga muscular. Las de espuma o goma son muy apropiadas.
¿Duermes de lado?
En este caso, la almohada ideal es la que sea más gordita. De este modo, el eje cuello-columna estará siempre en equilibrio.
¿Cambias muchas veces de postura?
Si eres de las que no para quieta en la cama, entonces necesitas una almohada muy flexible que se adapte a tus posturas. Las mejores, en este caso, son las de plumas.
3. Nuestras necesidades ergonómicas
Todas tenemos unas necesidades particulares. Puede que sufras de problemas con tus cervicales, que tengas diabetes o, quizá, que padezcas de sudoraciones nocturnas debido la menopausia. No te preocupes, porque en estos casos también existen almohadas especiales que pueden ayudarte.
Toma nota:
Almohadas cervicales
En el mercado encontrarás muchas de ellas. Disponen de una forma especial que nos permiten descansar la cabeza cómodamente, sin que se resientan el cuello y las cervicales. Tienen, además, una amortiguación especial en la parte inferior de la almohada que nos permite sujetar y descansar la cabeza.
Almohadas de agua
¿Las conocías? Los fisioterapeutas nos explican que son muy beneficiosas por su capacidad para adaptarse a todos nuestros movimientos. Relajan, dan densidad, firmeza y son muy agradables. Ahora bien, no todo el mundo acaba de habituarse a algo tan especial.
Almohadas frescas
Las llamadas almohadas frescas tienen un relleno a base de pequeñas perlas que siempre ofrecen sensación de frescura. Son ideales para cuando sufrimos sudoraciones nocturnas o sofocos por la menopausia.
Almohadas oxigenantes
¿Has oído hablar de ellas? Son un tipo de almohadas muy especiales, con un tipo de tela que nos ayuda a mejorar nuestra circulación. Elevan el oxígeno de los vasos sanguíneos y cuidan de nuestra salud cada noche.
Otro dato que debemos tener en cuenta es la higiene. Recuerda lavar cada semana tu almohada, en especial las fundas. Aquí se concentran los ácaros, restos de piel muerta y otras bacterias que pueden afectar a tu salud, empezando por cosas tan simples como un dolor de cabeza e, incluso, el típico cansancio matinal. Así pues, recuerda: Elige la mejor almohada según tus necesidades.
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